La música como herramienta de transformación social

La pasada semana Bilbao acogió una nueva edición de BIME con una agenda llena de preguntas clave sobre el estado actual de la industria musical global. En respuesta a los cambios impulsados por la inteligencia artificial, el ticketing y la distribución digital, BIME fomentó un diálogo profundo sobre la diversidad musical, las colaboraciones internacionales y la preservación de tradiciones. Además, se abordaron aspectos críticos como el emprendimiento, el crecimiento personal, los desafíos legales, y las tendencias en torno a la música en directo y la música grabada, todos esenciales en un momento decisivo para la evolución del sector.

 

El 29 de octubre tuvo lugar la mesa diálogo “La música como herramienta de transformación social”, una oportunidad para revisar el camino que la música ha ido trazando en diferentes ámbitos y territorios, contribuyendo de forma significativa a la transformación social de países y comunidades humanas que han logrado vehicular cambios políticos y sociales vinculados a la música. Lukas López, director de Etorkizuna Musikatan; Adrián Sabogal, director de Marimbea en Colombia; y Hugo Castro, investigador de etnomusicología en la Universidad NOVA de Lisboa presentaron sus iniciativas con la moderación de Begoña Guzmán, responsable de cultura de UN Etxea. Tres proyectos diferentes, pero con la música como elemento común para crear comunidad y espacios de convivencia y oportunidad.

 

Begoña Guzmán tuvo la oportunidad de contextualizar el tema y dinamizar un diálogo con ponentes muy interesantes que explicaron proyectos e investigaciones que muestran el papel fundamental de la cultura y, en concreto, el potencial de la música para crear espacios de participación, encuentro y diálogo. Hablar de música con ellos nos permitió hablar de comunidad y cultura de paz.

 

Y también hablamos de un concepto que está ligado a todo esto: los derechos culturales. Y, ¿qué son los derechos culturales? Es el derecho humano a participar en la vida cultural. Todas las personas deben poder participar, crear, disfrutar y gozar de una vida cultural plena.

 

Y no hablamos de ocio, hablamos de derecho humano que aparece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La cultura es una dimensión fundamental del desarrollo, de la prosperidad de comunidades y territorios. Cuando hablamos de cultura, y en este caso de música en el ámbito del BIME, podemos abordar la música desde perspectivas muy diferentes, y todas ellas son muy importantes:

 

  • como industria creativa, fundamental en términos de crecimiento económico, derechos sociales y económicos de los profesionales de la música; y porque hablamos de creatividad, no olvidemos que los bienes que se comercializan son únicos, tienen un gran valor añadido;

 

  • y cuando hablamos de música también podemos hacerlo desde los derechos de participación y creación de las mujeres o de otros colectivos; hablamos de diversidad cultural, movilidad de artistas, derechos de propiedad intelectual, libertad de creación, etc., todos ellos temas muy importantes relacionados con la música, vinculados con los derechos humanos.

 

Etorkizuna Musikatan es un proyecto de la Asociación Norai en el que se imparte educación musical instrumental a más de trescientos niños y niñas de Bilbao. Su deseo, obviamente, es alcanzar a más niños/as para que tengan una educación musical de calidad. Dos días a la semana tienen clase de instrumentos: violín, viola, violoncello, contrabajo, trompeta, flauta, etc. Además de las clases de instrumentos, los viernes se trabaja el repertorio conjuntamente porque han formado una orquesta y a lo largo del año realizan diferentes conciertos. Es una gran oportunidad para recibir educación musical. Su director, Lukas López, tiene claros otros beneficios. Habla de la mejora del bienestar, de su salud mental, de sentirse acompañados, de cómo expresan las niñas y niños que son capaces de ver más colores en la vida desde que están en este proyecto. Este es el testimonio de uno de los alumnos, es mucho más que un proyecto social o cultural.

 

En el caso del músico, compositor y productor colombiano Adrian Sabogal, utiliza la música como instrumento para la paz en la región del Pacífico colombiano. Marimbea crea experiencias turísticas para mostrar el rico legado cultural de la música de Marimba en Colombia. La obra de Adrián no sólo fomenta a los artistas locales, sino también los esfuerzos por consolidar el desarrollo socioeconómico y la paz de la región. Él nos hablaba de la importancia de empoderar a las personas de esas comunidades a través de la música, de sentir que tienen algo valioso que merece la pena mostrar. También están haciendo un trabajo muy importante con la juventud para formarse, retener talento, crear puestos de trabajo y sentir que en su comunidad hay oportunidades.

 

Por otro lado, Hugo Castro, investigador de etnomusicología en la Universidad Nova de Lisboa, presentó su proyecto de investigación en torno a la canción política en la Revolución de los Claveles. El trabajo de investigación de Hugo Castro se acerca a la música para combatir regímenes opresivos, crear pensamiento crítico, crear comunidad a través de la música y, sobre todo, el valor de esas canciones que se transmiten de generación en generación y que les permiten hablar de un pasado que nunca ha de volver. Es una excelente forma de trabajar la memoria colectiva, la cultura de paz y la democracia.

 

Desde el programa de EITB Euskadi Irratia, Faktoria, también se hicieron eco de esta mesa y nuestra compañera Begoña Guzmán pudo compartir con los radioyentes la experiencia del BIME y hablar sobre derechos culturales en la radio. Escucha el programa aquí:

https://www.eitb.eus/eu/irratia/euskadi-irratia/programak/faktoria/osoa/9617296/begona-guzmanmusikak-parte-hartzea-zein-elkarrizketa-sustatzeko-eta-topaleku-izateko-ahalmena-du/

 

Gracias al BIME y a Faktoria por la oportunidad de hablar de la música desde un enfoque de derechos culturales y por ser altavoz de iniciativas tan interesantes como las presentadas.